No podemos cerrar los ojos a una realidad fundamental: el dinero es indispensable en este mundo, pues es necesario para la vida, la adquisición de bienes y muchas cosas más. Usar el dinero con sabiduría es parte de la responsabilidad del cristiano.
Muchos males le vienen al hombre por convertir el dinero en lo más importante de la propia vida. Es el dinero el que debe servir al hombre y no el hombre al dinero. No es lo mismo tener necesidad de algo que simplemente quererlo.
Jesús cuenta parábolas sobre el dinero, el uso que se le ha de dar y el papel que juega el fiel cristiano. Todo cuanto Dios pone en nuestras manos es don suyo y de todo ello hemos de dar cuentas. Solo somos simples administradores.
Cuando Jesús habla sobre la providencia de Dios, enseña a sus seguidores a ver cómo Dios cuida de pájaros y flores, para mostrarles que él nunca se olvida de sus hijos ni deja de darles cuanto necesitan para vivir con dignidad.