Jesús nos invita no solo a la mesa de la Eucaristía, para darnos a comer su cuerpo, sino que nos invita a escuchar su palabra, porque la Palabra de Dios da vida a quien la escucha y Jesús es el único que tiene palabras de vida eterna.
Para prepararnos al banquete de la Eucaristía en el que Jesús nos da de comer su Cuerpo y a beber su Sangre, necesitamos conocer los vasos sagrados, es decir, los utensilios que pueden contener las especies sagradas.
Los ritos iniciales, las lectura y los ritos previos a la Liturgia Eucarística tienden todos ellos al momento del encuentro con Cristo en la comunión. Jesús se ha querido quedar como alimento nuestro y nos invita a comerlo para tener vida eterna.
Encontrarse con Cristo no es un acto privado ni individual, es un llamado a la predicación, a la evangelización. Muchos hombres no le encuentran sentido a su vida, es por eso que nuestra vocación deberá ser el facilitar el encuentro con Jesús.
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