Rezamos estas palabras todo el tiempo: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Pero, ¿qué significa realmente eso?
El perdón puede parecer imposible... especialmente cuando el dolor es profundo. Pero Jesús no nos pide que perdonemos solos. En este video, exploramos cómo el Padre Nuestro nos invita a entregarle a Dios nuestros corazones heridos y a pedirle la gracia para perdonar. Esta enseñanza refleja la realidad de que no podemos simplemente olvidar o ignorar el dolor que otros nos han causado. Jesús lo sabe.
Reflexiona sobre cómo la oración cristiana nos transforma no al borrar el dolor, sino al abrir nuestros corazones a la gracia que puede sanarlo. A través de la oración, Dios nos forma en personas que perdonan porque hemos sido perdonados, y porque Su misericordia es más fuerte que nuestro dolor.