En esta sesión veremos que, como el nuevo maná, la Eucaristía es el verdadero Pan del Cielo, que nos sustenta en nuestro camino hacia el cielo. Sería insensato que fuéramos a un viaje sin llevar ninguna provisión. Es todavía más cierto para nuestro camino espiritual. No es una metáfora cuando decimos que la Eucaristía es nuestro alimento espiritual. Realmente alimenta y sustenta nuestras almas, así como lo hace el alimento físico con nuestros cuerpos: "En verdad les digo, que, si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes" (Juan 6, 53). Puede ser más fácil ignorar o no darle tanto valor al hambre espiritual que al hambre física, pero las consecuencias son aún mayores.
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