La aparición en el Tepeyac trajo el Hijo de Dios al Nuevo Mundo como lo trajo a la cueva de Belén hace dos mil años. Los sacrificios de las pirámides aztecas han sido remplazados por el sacrificio eterno del Cordero en los altares católicos. Cada señal milagrosa tiene un significado y el de Guadalupe es recordar que en la Eucaristía el verbo encarnado que entro en el cuerpo de Maria entra de nueva en cada uno de nosotros. En esta presentación el códice de Guadalupe es revelado desde una perspectiva asombrosa, la relación entre María, el Apocalipsis, y la sagrada Eucaristía.