La base de la enseñanza social de la Iglesia es una expresión del amor de Dios por la humanidad. Pero, ¿cómo podemos los Católicos aplicar esa enseñanza en nuestros encuentros y retos diarios?
En una era en la que la vida misma parece ser desechable, ¿cómo podemos seguir el llamado de Dios de proteger y promover la dignidad de la persona humana en todo lugar y en todas las circunstancias?