El decálogo nos enseña honrar a nuestros padres, y esta enseñanza no es opcional ni tampoco pide nuestra opinión; Dios quiere que nosotros respetemos a nuestros padres, pero también es importante que los padres aprendan a dejar que sus hijos luchen sus propias batallas. Los padres tienen que preparar a sus hijos para marcharse, para hacer su propia vida. Pero que los hijos se marchen no significa abandonar a los padres, tenemos que ver por ellos, cuidarlos, protegerlos y socorrerlos en sus necesidades.
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Lo que Dios unió
El matrimonio como proyecto de Dios es llevado a su plenitud por Él mismo; es Dios el tercer hilo del que habla el libro del Eclesiastés. Solo si la pareja le deja lugar a Dios en su vida matrimonial, es que el matrimonio seguirá adelante y se mantendrá con el tiempo. Para que esto suceda se requ...