María profetiza que será llamada bienaventurada por las generaciones siguientes, pero este reconocimiento, es porque Dios ha hecho maravillas en ella, pero también por medio de ella, y ella camina en la fe, confiando y esperando en su Dios siempre fiel.
María es nuestra madre que vela por nosotros sus hijos, por eso podemos pedir su intercesión delante de su Hijo. Los santos, hombres y mujeres fieles a Dios, pueden abogar por nosotros ante Él. En eso consiste la comunión de los santos en la Iglesia