Orar, es abrir el corazón y la mente a Dios; es salir a su encuentro dejando atrás nuestras preocupaciones, ambiciones y temores, para aprender a descansar en él gozando de ese encuentro.
La oración es un momento de encuentro con Dios necesario para madurar en la vida interior, pero qué difícil es orar; siempre habrá obstáculos que dificulten ese encuentro. La pereza, el sueño y toda clase de distracciones son el enemigo a vencer.
Ayunar nos puede parecer una actividad pasada de moda o un sin sentido, sin embargo, la historia de Israel y el mismo Jesús, nos indican que ayunar ayuda a ser libres para Dios y ser dóciles a su voluntad.
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